Hoy tengo el placer de compartir un vídeo que mi hermano Marco Niemietz ha subido a youtube, se trata de un swing que nos tocamos a dúo en el salón de la casa familiar allá por agosto del pasado año, una tarde-noche de estas calurosas con los parientes por ahí rondando. El tema se llama Beautiful Love, todo un clásico en el mundo de los estándar.
Mi experiencia con la música electrónica
Imagen extraída de Definiciónabc
Nunca en mi vida me he decantado por la música electrónica. Siempre la he tachado de ruidosa y de algo completamente superficial por el hecho de que estuviera producida por equipos electrónicos. Desde que era bien pequeño las fiestas de los pueblos, los hits de la televisión y de los 40 (es decir, lo que escuchaba la masa) provocaron que llegara a odiarla con todas mis fuerzas, ya que finalmente se asentó en mi cabeza la idea de que toda la electrónica era música basura. Estos últimos años empezó a cambiar un poco mi perspectiva respecto a este tema, tras conocer a personas con amplios conocimientos de esta música y dar con algunos artistas a través de Radio 3 y de Youtube. Aunque yo ya sabía que la electrónica no era solo la música (si es que se le puede llamar así) que te ponían en la sopa (véase el bacalao, el reggaeton, etc.), hasta que no me llegó la curiosidad a través de diversas fuentes no empecé a indagar bien en el tema.
Hace bien poco me dí cuenta de que la música electrónica la escucho de otra forma a la música interpretada (me refiero a la no electrónica). La electrónica la percibo más como toda una experiencia de timbres nuevos, siendo una escucha más minuciosa en cuanto a la percepción de éstos. La elaboración de estas pistas opino que se realiza desde un punto de vista más científico, investigando las ondas con un equipo como si fuera un laboratorio. La no electrónica también tiene un proceso de investigación similar en cuanto a las armonías y las sensaciones que éstas producen, solo que partimos de unos instrumentos con unos timbres ya conocidos. Además la entiendo más orgánica por naturaleza ya que se ejecuta directamente con el cuerpo, es decir, si tú aporreas un piano con todas tus fuerzas va a sonar estruendosamente fuerte, mientras que tú un botón no tienes más que pulsarlo da igual con qué fuerza, ya que la intensidad la modificas con controles, como en un laboratorio.
Hace unos días descubrí a Skrillex, y poco después un colega me pasó un cover que la banda Pin Panelle) había hecho de su tema Scary Monsters and Nice Sprites. Dado que viene al caso, os adjunto los dos vídeos (no tiene desperdicio):
Skrillex - Scary Monsters and Nice Sprites
Pin Panelle (Skrillex Cover) - Scary Monsters and Nice Sprites
En fin, lección aprendida después de todo. La música electrónica es otro concepto de música, algo nuevo, de nuestros días, que ha ido de la mano con la tecnología y que promete muchísimo. Aunque pienso que de ninguna manera hay que olvidar toda la música que se ha hecho antes, sobre todo si se quiere innovar en todos los sentidos.
Sobre la cultura que consumimos
La Orquesta Roja, de Salvador Dalí
Tenemos unos pilares de entretenimiento fuertemente enraizados caracterizados, a mi juicio, por el bajo nivel cultural que se precisa para su consumo (aclaro que mi intención no es la de criticarlos, sino la de intentar ofrecer una visión objetiva). Ahora es cuando me viene a la cabeza lo que se suele decir de que al público se le educa en el colegio para disfrutar de un producto artístico. Se le educa no solo para crearle el hábito de asistir, sino sobre todo para enseñarle a apreciar aquello que sucede en una obra de teatro, en una pintura, o en una ópera. Es necesaria, entonces, una educación para la cultura.
Por otra parte, tenemos unas industrias culturales fuertemente conservadoras en lo que se refiere al marketing que usan, a la política empresarial y económica que aplican, etc. Desde tiempos inmemoriales la oferta cultural siempre ha ido dirigida a aquella minoría adinerada, para la gente con más nivel cultural... A día de hoy la estrategia no parece haber cambiado demasiado, sencillamente nos plantean la situación de otra manera: todas estas industrias, sobre todo las ya consolidadas, digamos que han cambiado de la actitud elitista a la proteccionista alegando que el consumo del gran público (sí, ese público que en su mayoría no tiene hábitos culturales) es escaso. Esta nueva actitud, aparentemente diferente a la anterior, dirige al mismo fin: al encarecimiento del consumo. Intereses, todo intereses.
Si ya hay poca tradición cultural en España de por sí, imaginaros cuánta más va a haber si nos encontramos con unos precios desorbitados, y más aún en la época que estamos viviendo a día de hoy. Se debería fomentar un hábito de cultura y ésta debería estar accesible para todos, porque la cultura es una de esas pocas cosas que diferencia al hombre del resto de los animales.
La era de la TV
Imagen extraída de Periodista Digital
Desde que empecé a tener algo de conciencia fui despojándome de la televisión progresivamente. Al principio no podía dar ningún argumento concreto, sencillamente era una mala sensación que venía por una serie de experiencias con la pequeña pantalla: tardes enteras frente al televisor, el zapping de la dejadez, consumo de contenidos vacíos, mensajes antimorales, contemplación de antiejemplos personados en tertulianos... A día de hoy esta es mi opinión al respecto. Me resulta muy saludable, por ejemplo, empezar las mañanas escuchando música (ya sea a través de la radio o a través de tus propios soportes). Hay que ser críticos con la información que nos facilitan, con los contenidos, pero sobre todo hay que conocer el medio por el que la recibes para de ese modo saber a lo que te expones.
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